14 agosto 2008

"Piedra en el Camino"

Van trataba de dejar a su sombra en el camino con la prisa que imprimía al andar, todo a su alrededor marchaba a la velocidad de sus pasos. Mantenía la cadera torcida hacia adelante y la cabeza siempre en alto, como buscando desaparecer al gentío de su panorámica personal. De vez en cuando bajaba la mirada para apreciar el espectáculo puntillista que ofrecía el caótico ir y venir, los transeúntes con sus trajes de luces y colores inigualables.
Al rededor todos inventaban su danza y su alegría: Una anciana canataba los nombres de las ropas que vendía, a su lado un anciano masticaba tabaco para catarlo primero, y fumarlo después en tostadas hojas de plátano que sacaba de una sartén al fuego lento de su hoguera; más allá una ronda de adolescentes jugaban a tirarse discos y atraparlos lanzándose en el aire; habían más faldas que pantalones a su alrededor, la mayoría de ellas ataviadas con pendientes casi tan largos como sus cabelleras, los labios encendidos como trozos de carbón incandescentes, entre los faldones neonescentes titilaban los reflejos solares sobre medallas enclavadas en la cintura y medallones encaramados en los senos; las pocas figuras masculinas recorrían las calles dejando en el camino la furia de sus pisadas, llevaban bolsas repletas de hortalizas frescas, madejas de hilo y utensilios de porcelana, cruzan las calles con la misma rapidez con la que atraviesan las estrellas fugaces el firmamento. Van, en su propia danza, caminaba sin descanso como evitando que alguno le cerrara el paso para encararle los luctuosos hechos de la noche que Zaira se encargara de borrar valientemente.


Un tímido castañeteo penetró en sus oídos, el zapateo lento ondulaba su vigor cadencioso en las corrientes de aire al compás de dos negros cajones, las castañuelas revolotean audaces arrullando las voces adoloridas del cantaor. ¡Dame luz que quiero morí! y ¡Olé!, se escuchaba por donde quiera que se prestaba el oído, las manos ardientemente femeninas dibujan suaves líneas sinusoidales en el vacío, y las palmas derraman sangre tiñendo el sonido de las guitarras malditas de tan sonoras. Cantaban todos la seguiriya con la misma religiosidad con la que se reza a una santa virgencita:

qué locura era el negarlo
pero tu pa miacabaste
y así vivieras cien años
qué doló de mare mía
cuando viá tené otra mare
como la que yo tenía
si no es verdá
que dios me mande un castigo grande
si me lo quiere mandá

La dolorosa voz de Anica la Piriñaca, cantaora gitana de los ayeres, aún en estos días, quebranta corazones; no olvidan el pasado que los condena a nacer llorando y cantando siempre. Cuánta maldad y bondad hay en cada estrofa impostada. Cuánta lisura sanguinolenta derraman los gitanos, girando alrededor de una desgarradora danza que los mueve a mezclar lo mismo sus penas que sus alegrías.
Una voz quebrada se escapa de la incontenible tristeza altiva que la embarga: "Ay España como me dueles, me duele tenerte adentro como si te amara, me dueles como espada, como aquella espada de Alfonso V sobre mi pecho frío de tan sereno, quisiera moríme en tus brazos y huí enseguía para que no veais mi agonía. Quién será mi padre, que e mí no se acordao toavía, soy en este pedacito e tierra, huérfano de todos y propiedad de nadie, sí señor, de nadie he dicho, porque nací indómito e indómito y partío me he de ir. No me lastimes más con ese ajeno desprecio; no, no es por ti que estoy sufriendo, de estas lágrimas que me ahogan ahora, son causantes esas almas malditas que en tu nombre me desprecian, ¡Ay! España como me dueles, no me dueles tú, me duelen tus espadas"

Miraba al cielo la mujer que colgaba en las nubes sus repentinas melodías, llevaba los párpados cerrados y regalándolos al cielo, llevaba una rosa encarnada en su cabellera, negra y sedosa como crin de yegua, los pómulos rosáceos, la nariz recta como una delicada pendiente de rocas convertidas en arena, las cejas malvadas y los ojos ahogados en profundos abismos cuyo brillo arrogante pretendía darle un nuevo significado al pecado. Esa piedra, esa mujer, que bailando al cantar, despedía temerarios fuegos de su cuerpo.

Van, contagiado y atraído por la belleza agresiva de esa mujer colorida, enterró la maleta debajo de sus pies, cerro sus ojos también y dejó encargado su camino al olvido, jaló una silla y secó sus manos sudorosas aplaudiendo sin más ritmo que el que marcaba sus latidos, sin más compás que el temblor de la ajena inspiración.
Ella cantaba y le miraba como logrando encontrar todo en medio de la nada, cantaba la gitana, exudando en su danza desbordante sensualidad, cantaba autografiando su dulzura en los labios ajenos, cantaba para el extraño que se detuvo en el camino a contemplarla, cantaba para Van, que se dejaba ver vapuleado por la mirada animal que soportaba:

Y Olé. "No te alejes de mí, errante; no te vayas sin amarme antes. Qué eucalipto te parió, que al pasar me capturas con aromas de verdó; cierren los cielos nuestros fuegos pa dejarte sin salía, te juro yo por la maremía, que si no me dejas tocarte el alma te dejaré tocar las mías."

12 comentarios:

Pedro Estudillo dijo...

¡Y olé! España gitana y cañí al más puro estilo flamenco. Siempre he pensado que Van tenía ese aire farandulero y ermitaño de los gitanos.
Tal y como lo cuentas, parece que lo hayas vivido.
Un abrazo.

Prueba1 dijo...

Seguramente estimado... Seguramente, pero en otro contexto cultural.

Ana dijo...

Denis!! vuelves a tener blog!!
Gracias! gracias diosito!

Dame un par de horitas mañana (es mi aniversario y pienso regalarme una visita a conciencia por tú blog) para disfrutar de él.

Un abrazo.

Prueba1 dijo...

¡Anita! ¡Has tardado eh!

Me hubiera gustado conservar este comentario en mi correo y no compartirlo con nadie, ¿Por qué? pues porque me gana el deseo de guardarme esta emoción tuya para mí solito :P

Te cuento que, ahora además de los comentarios, se vale preguntar a los personajes. :)

Gaby dijo...

Bueno, pues entonces te pregunto sobre Van.

Por lo que voy entendiendo del asunto el es un viajero incansable, pero lo que quisiera saber es ¿que fue lo que motivo su viaje?, ¿Que es lo que esta buscando?.

Te mando un saludo. :)

Prueba1 dijo...

Van: Todo empezó el día que mi familia se quebró, tuve una familia, un niño y una mujer muy tierna, pero los tiempos cambiaron y nosotros también, salí a las calles, no encontré nada, no quise buscar a mi familia; mi amigo Daniel Rázuri me encontró en un parque durmiendo la siesta, me invitó a su casa y ahí estuve alojado. En una de mis incursiones en la ciudad de Lima conocí a Fernando, el es español y vive en Algemesí, mientras tanto escribí una novela con nuestras ocurrencias, esa novela ganó un premio y cuando quise gastarlo con mi amigo Fernando este ya no estaba, me dejo una nota diciendo que habia decidido regresar (en realidad lo reportaron, gracias a Daniel) Así es que me fui a España y ahí estoy ahora en menudas ocurrencias con gentes que me parecen, por demás, extrañas.

Gaby dijo...

Gracias Van, ahora lo entiendo mejor. :)

Rous dijo...

Por Dios con el Van ahora resulta que el se enamora¬¬ en fin ooohh!!! desilucion jajajajjaja ntc :DSaludos

Prueba1 dijo...

Van Scribenz: A partir de la sangre que envenena mi espiritu a cambio de darle vida a este cuerpo, me acosa el deber de sentir y siento todo lo que Daniel ha narrado hasta ahora, y sí, incluso me envuelve el deseo...

Jose Antonio dijo...

Van creo que esta vez te emocionastes enseguida, el narrador pone tierna tu aventura pero aca has demostrado la flaqueza humana ante semejante belleza.

Una pregunta Van que esta noche seguriré leyendo,¿En que España estás en esta de ahora o en la tierna de los años 30?, acá todo cambió después de la guerra civil y para entenderte mejor amigo VAN me gustaría saber si tu aventura es ahora o fue "aquella vez".

Amigo Denis Lizarbe, sigo con tranquilidad y breve retraso la novela que te estás currando, si me permites un comentario:
¿Puedes poner el texto con una fuente un poco más grande?, la lectura quizás se haga mejor.
La novela me está gustando, en algunas ocasiones me causa muchas dudas de SITUACIÓN por eso le pregunto a Van a ver que me responde.
El ritmo es bueno y vas mostrando sin pudor al amigo Van, veremos como sigue el viaje.

Saludos

Prueba1 dijo...

Daniel Rázuri(El narrador): Seguramente, estimado Senovilla, la depresión y el posterior cambio de actitud en la población española como consecuencia de la guerra civil, no me hubiera permitido apreciar un Carrascalette casi desolado, ni un Algemesí con pequeños burgueses; por otro lado la actitud solemne de los ciudadanos, de uno y otro pueblo, corresponden con cierta distancia al comportamiento general de este tiempo.

La aventura narrada es una anti-autobiografia del autor, los hechos son recientes pero ambientados en otro tiempo y en otro lugar

Jose Antonio dijo...

Amigo Van antes de pasar al siguiente capítulo decirte una dos cosas, es estupendo tenerte de comentarista en la sección de comentarios del blog, da la oportunidad de decirte lo que se piensa según se narra la novela.

Tu viaje está siendo entretenido pero mezclando distintos tiempos, te quedas con lo bueno de un pueblo, pero en este tiempo eso ha cambiado mucho, espero que en alguna aventura que nos cuentes de tu viaje no te sorprendas del mal caracter que presenta esa gente que antes fue y ya no es.

Y como buen comentarista te he dejado un mimo, nunca hubiera creido que lo haría con un ser de ficción, pero esto hay que agradecerselo al autor.

No pases a recogerlo, que lo lleves en el corazón para que sigas animando los comentarios de la gente que te pregunta en el blog.

Saludos a Van y por supuesto a ti Denis.